La Opinión de Zamora, Domingo, 4 de Abril de 1993. Página 6.
La procesión partió de la Catedral y se detuvo en el Camposanto, donde se celebró un acto de homenaje a los muertos.
La Hermandad de Luz y Vida desfiló por primera vez dentro de la Semana Santa
Pies de foto: Los cofrades de la Hermandad Penitencial de Jesús Luz y Vida, que visten túnica y cogulla blancas, en el atrio de la Catedral.
La Hermandad Penitencial de Jesús Luz y Vida, de carácter mixto, desfiló ayer por las viejas calles de Zamora. Por primera vez, lo hacía dentro de la Semana Santa. La imagen titular, obra - tallada en madera de tilo - del escultor Hipólito Pérez Calvo, fue acompañada por 480 cofrades, que vestían túnica y cogulla blancas y llevaban escapulario y antorcha.
La procesión se inició a las 20.30 horas en la Catedral, donde se halla la imagen. De allí partieron los cincuenta cargadores, que portaban - en andas - a ese Jesús de brazos abiertos y mirada clara. Se dirigieron hacia la explanada del Campo Santo. Y dejaron atrás, entre sombras, los ruidos y el desvivirse, las premuras y los negocios. Habían recorrido un largo trecho: Rúas de los Notarios y de los Francos, Plaza de Claudio Moyano, Cuesta de San Cipriano, Santa Lucía, puente de piedra - ¿los sonidos del río Duradero se aliaron? -, plaza de Belén, Cabañales - a su paso, repicaron las campanas del convento de las Dueñas - y finalmente, el Cementerio... El "barandales" abría el cortejo seguido del estandarte y la Cruz-Guía. Las matracas, la corona de flores, el coro que entonaba canciones fúnebres..., compusieron la estética, ¿nueva o por hacer? Dos largar hileras de penitentes, vestidos con el hábito cisterciense, caminaron en silencio.
EmotividadYa noche oscura, arribaron al camposanto. Allí se efectuó el acto de oración y homenaje a los semanasanteros muertos. Y fueron entonaron los cantos "Dómine, ne recorderis", "Ego sum" y "De profundis". Realizaron una ofrenda floral como epílogo se rezó una oración por los difuntos... La emotividad se reflejaba en los rostros de los asistentes.
El regreso, pausado, con igual recorrido hasta el inicio de la cuesta de Pizarro. Después, el desfile continuó por la calle del Arcipreste, los Ciento, la Rúa de los Notarios y la plaza de la catedral. La imagen patinada de clasicismo - Juan, el hijo de Zebedeo, escribió: "En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres" - Había llegado al punto de partida, donde quedó expuesto al culto. Y había cruzado plazas y devociones populares, curiosidades y expectaciones. La autoridad civil - en la presidencia, Tomás Pérez Gallego, edil del Ayuntamiento - Acompañó a los penitentes. El gentío, que observó el desfile con respeto, hizo paso a una tradición, que - esta vez - es la más aséptica y última, pues nació el 11 de Marzo de 1989, sábado de Lázaro.
El día, que amaneció oscuro - la lluvia amenazaba constantemente -, se inundó de clara religiosidad. La gente se echó a la calle, como siempre. La multitud renovó el rito, como ayer.
Autor: J.H.
Foto de pie 2: La Cruz-Guía, a su paso por la cuesta de San Cipriano. (Fotos Marta)